viernes, 29 de abril de 2016

La viuda

A mi abuela y a la memoria de mi abuelo.

Mujer altiva, apasionada y despreocupada de tu entorno, mujer de las 6 décadas, siempre tan orgullosa, tan impasible ante lo que dijeran los demás de ti, tan fiera protectora de tu familia, tan fuerte, tan todo… Eras como una estatua tallada en la piedra más dura y preciosa del mundo. Hoy te veo tan rota, tan inerme, tan desvalida y afligida, tus ojos zarcos inundados con la sal de tu dolor, esos ojos tan fieros y orgullosos hoy los veo apagados, reflejan lo frágil que de verdad eras, que estabas hecha en laja y no en mármol, esos luceros ahora se apagan y buscan con insistencia al que alguna vez amaste. Tus labios se fruncen, esos labios rosas tan severos ahora hacen pucheros y se retraen mostrando tus perlas, apretándose unas contra otras, reprimiendo el grito que finalmente sale de tu garganta, desgarrador, llamando, clamando.
            Él llega finalmente a las diez de la noche en su dernière demeure, acompañado de una sinfonía de sollozos y los gritos de tu garganta agotada y tus ojos goteando sal y dolor. Le llamas, lo buscas con la mirada y aunque está frente a ti, no aceptas que sea él. En medio de cientos de flores blancas olorosas lo colocan y en cada esquina de su última guarida colocan 1 cirio que exalta el aroma de los pétalos de la habitación y en la cabecera pusieron un Cristo de plata observándole… observándonos a todos.

            Te acercas a él y tus manos temblorosas que antaño ceñían con fuerza y seguridad cuanto tocaban, acarician la madera lustrada y lisa, te abrazas a él con fuerza y acercas tu oído esperanzada por oírle, pero nada pasa. Le preguntas una y mil veces por qué, te disculpas, gritas, lloras y desfalleces… mueres poco a poco en vida, pedazo a pedazo. Las manecillas del reloj avanzan y con ellas tu pena crece más y más. Tus dedos recorren la brillante madera, lo acarician a través de esos 10 centímetros de madera maciza y le susurras cosas inaudibles para mí y los presentes, tus lágrimas quedan como perlas sobre aquella fina caoba y tu dolor golpea mi corazón y hace nudo mi garganta… no puedo evitar llorar contigo, llorar por esa promesa de amor que le susurras al ataúd de tu marido, lo abrazas con tanto amor y a la vez con tanto dolor… Esa maldita mariposa negra con alas de lino está posada en la puerta de tu hogar, cuando una de esas se posa en una puerta, solo trae lágrimas, perlas de sal sagradas y pesadas que brotan de tus ojos y empapan el sembradío de rosas de tus mejillas, empapan el cuello y escurren al pecho y ahí las absorbe el corazón para volverlas a subir a los ojos y así es el ciclo del llanto… maldita mariposa. Pobre de ti mujer que te aferras a él con tanta aflicción, como si quisieras fundirte con la madera y cubrir a tu marido tú misma, irte con él… Pero mujer, siempre recuerda que a final de cuentas, el precio a tanto amor es el dolor de la separación que inevitablemente, un día llegará.

viernes, 6 de noviembre de 2015

La muerte

¿Qué es la muerte? Así llegué violentando el sepulcral silencio de aquella taberna de paso con mi cuervo sobre el hombro derecho. Todos fijaron su mirada en mí, y yo, ahí, como una estatua magnífica estaba parado en la puerta, esperando mi respuesta.
¿Qué es la muerte? Volví a preguntar pero todos callaban, solo me miraban y mi cuervo les graznaba impaciente, para los demás, quizá solo era un graznido lo que emitía, lo cierto es que él también hacía la misma pregunta que yo, solo que en su extraña lengua aviaria que solo los mismos de su especie comprenden. Saqué de mi bolsillo un cacahuate y se lo di a mi acompañante de azabaches plumas para que no se inquietara. Abriendo las alas y tomando con fuerza su pequeña botana en el pico, se calmó y yo avancé entre las mesas y mesas de hombres mudos y me senté en una silla al centro del lugar.
Nadie bebía, nadie comía y nadie hablaba, solo miraban con los ojos opacos. Luego de pensar mis palabras y haber encendido un cigarrillo, comencé mi discurso mientras mi emplumado acompañante voló hasta posarse en un cráneo de mármol blanco que había en las estanterías vacías en donde se suponía debería haber botellas.
La muerte… ¿qué es la muerte? Todos parecen hablar de ella como si la conocieran. Dicen que es ausencia, la nada, el regreso a lo que fuimos antes de ser concebidos… Mis ingenuos amigos, condenados al silencio, el hambre y la sed eterna, la muerte no es una simple ausencia, no… García Márquez alguna vez escribió que no hay peor forma de extrañar a alguien que la que sabes que no puedes estar al lado de tu ser amado y ¿saben qué? pues tenía razón… Eso es la muerte, es esa ausencia que no es del todo ausencia, dicho de otra forma, mis circunspectos amigos, es ese conocimiento que uno tiene de que tu ser querido ya no está, que ya no lo verás y sin embargo, anhelas con todo tu ser su regreso, de alguna forma, esperas que vuelva. Es ese extrañar eterno, ese descubrimiento que haces cada día de que la muerte ha marcado tu puerta con su maldita mariposa negra. La muerte, es la factura que nos pasa la vida, el precio por tanto amor se paga con la muerte, te pone los pies en la tierra y te hace ver lo miserable e insignificante de tu existencia porque ¿qué caso tiene vivir si de todas formas al final perecerás?
Entonces, mis amigos, ¿qué es la muerte? Es, a la vez, la ausencia y la presencia de todo: ausencia de alguien y presencia de su anhelo y recuerdo… Mis nefelibatos amigos, no están para saberlo, pero ¡ay de mí! hace exactamente 2 meses he perdido a mi general, estuve bajo su mando durante 18 años, casi 19 y ha abandonado ya el mundo terrenal víctima de unos jijos de su tal por cual incompetentes que han acabado con su heroica vida… ¡Ay de mi generala! Tanto le llora al general, tanto le lloramos todos al general… No saben qué falta nos hace, mis taciturnos amigos. El día en que fue traída su caja de fina y barnizada madera cerrada, yo, aún esperanzado, me creí que todo era un sueño, uno terrible… Esperaba que en cualquier momento, mi general entrara por aquella puerta quitando ese horrible moño negro que a merced del viento danzaba macabramente, esperaba que entrara con su enorme sonrisa, con su paso lento pero firme tan peculiar de él. Le velamos durante dos días, dormí en casa de la generala y aún ahí, esperaba que en cualquier momento sonaba como penetraba en el cerrojo la llave del general y entrara a casa diciendo que todo era broma, que en realidad se había escapado de las manos de esos malvados dizque médicos… pero, mis colegas, entonces fue cuando vi abierta la caja y acercándome a paso lento, mis piernas se doblegaron, mis ojos se llenaron de agua y mi garganta se cerró al ver aquel rostro adorado de mi general tras el horrible cristal del ataúd, ¡ah, qué terrible, qué terrible!
Mi general, con su gesto tan firme, tan serio como jamás le vi, tan frío, tan… tan… tan ausente y a la vez tan presente, tan cercano y a la vez tan ajeno. Las fotos que ahora miro, son injustas con su esencia, no llegan a ser ni la mitad de lo que fue él, mi general… no saben cuanta falta nos hace a todos, mis señores, sabemos que ya no regresará y aun así, aguardamos con esperanza su regreso, su entrada triunfal por la puerta
Sin embargo, a pesar de ver a la muerte cara a cara a través de ese frío y horrible cristal, no puedo definir del todo a la muerte… es por eso que estoy aquí, buscando una respuesta clara y, buscando a mi general… sí, a mi general.

Entonces me acerqué a la barra donde estaba un hombre todo vestido de negro admirando a mi emplumado amigo el cual volvía volando hacia mi hombro y jugueteaba con los mechones de mi cabello. Pedí una cerveza y entonces aquel hombre me hizo un gesto con la mano para que me callara y no me sirvió nada… volví a pedir mi bebida y sucedió lo mismo, luego otra vez y otra vez… ¡Carajo! En el más allá no hay de beber…

martes, 15 de septiembre de 2015

Traducción de la canción francesa L'horloge de Les cowboys fringants.

El hombre ordinario fue joven y despreocupado,
libre de los dolores, de los años que pasan,
invulnerable, llevado por el viento
de esa juventud que creía, por desgracia,
duraría eternamente,
como si el tiempo se detuviera, como si descansara.

Fuerte de entusiasmo a sus veinte años,
estaba seguro de dejar su marca,
diferente a la de sus padres:
“Yo, verán, yo voy a dejar mi marca”,
les dijo un poco arrogante
entonces, que tenía la vida delante.

Pero las agujas al fondo del reloj,
toman la medida y nunca se derogan,
ellas nos capturan, dejando en su despertar
los sueños que no se han realizado,
que se desvanecen como un espejismo,
está en el paso: la realidad.

Es la vida,
es la vida,
es la vida.

Y el martes ajusta su reloj a la hora,
ya que de repente, el tiempo se agota,
si Jadis no fuera cartero,
este último se hace precioso y contado,
y en medio de esta vena buscada,
y se dice que la vida pasa demasiado rápido.

La gran tele, la pequeña visión,
el viaje hacia el sur, a la liberación,
aceptar vivir como un cordero,
seguir a la masa, preparados para la tarea,
a remolcar el tiempo que huye,
y el hombre se da cuenta que ha hecho poco.

Pero las agujas al fondo del reloj,
toman la medida y nunca se derogan,
ellas nos capturan, dejando en su despertar
los sueños que no se han realizado,
que se desvanecen como un espejismo,
está en el paso: la realidad.

Es la vida,
es la vida,
es la vida.

Después el hombre ordinario, se dice que raspa,
sabe bien que está al lado de la placa,
todas las mañanas el día de la marmota*
y su vida va directo a un callejón sin salida.
¡Cómo le gustaría cambiar el curso!
Tener la audacia de dar media vuelta.

Es el coraje de nuestras decisiones
lo que se vuelve el motor de nuestras acciones,
es él quien nos pone a cruzar el puente,
y la brecha de la resignación,
pero si estamos inmóviles o en movimiento,
una cosa es segura: nada detiene al tiempo.

Pero las agujas al fondo del reloj,
toman la medida y nunca se derogan,
ellas nos capturan, dejando en su despertar
los sueños que no se han realizado,
que se desvanecen como un espejismo,
está en el paso: la realidad.

Es la vida,
es la vida,
es la vida.

Pero las agujas al fondo del reloj,
toman la medida y nunca se derogan.

lunes, 31 de agosto de 2015

Traducción de la canción francesa "Toi qui me fais vivre" de Jean-Marc Couture

Necesitas confesiones, juramentos, promesas...
necesitas de palabras tanto como de caricias,
pero confieso que no sueño más que a través de ti...
no sé...

A fuerza de ilusión, de miedo y desconfianza
soy un maestro en el arte de mi silencio,
pero hoy si para complacerte es necesaria mi voz,
que sepas que eres tú la que me hace vivir,
la que me hace libre,
tu piel hasta el fin de los tiempo,
tu carne hasta el fondo de mi sangre,
evidentemente... evidentemente...

Llegaste a mi corazón como por azar,
disipaste mi armadura y mi neblina,
nunca había sentido eso hasta ti...
no, ni una vez.

Estaba sin ataduras como un viejo lobo solitario,
me preguntaba por qué erro sobre la tierra,
pero hoy yo sé el camino de mis pasos,
porque eres tú la que me hace vivir,
la que me hace libre,
en cualquier átomo de mi cuerpo,
el menor deseo, el menor esfuerzo,
sí, eres tú la que me embriaga,
por la que vibro,
tu piel hasta el fin de los tiempo,
tu carne hasta el fondo de mi sangre,
evidentemente... evidentemente...

Ya no hay dudas, ya no hay frío,
solo una ruta, un solo lugar: tú.
La que me hace vivir,
la que me hace libre,
en cualquier átomo de mi cuerpo,
el menor deseo, el menor esfuerzo,
sí, eres tú la que me embriaga,
por la que vibro,
tu piel hasta el fin de los tiempo,
tu carne hasta el fondo de mi sangre,
evidentemente... sí, eres tú,
la que me hace vivir.

lunes, 24 de agosto de 2015

Traducción de la canción "Cool" de Kendji Girac

He pasado horas cantando tarde en la noche
para divertirme un poco o para matar el aburrimiento
por la diversión, para salir a ligar con los colegas
no para pasar a las tiendas.
No pensé en poder tocar el corazón de la gente,
pero el destino ha decidido de otra manera,
estoy aquí delante de vosotros en escena,
voy a daros mi dolor y mi pena.

Hubo bandejas, hubo fotos,
hubo televisiones y ciudades encadenadas,
¿Cuándo se detendrá? No lo sé,
incluso he cantado una serenata a Eva Longoria.

Todo ha cambiado, he pasado
de la sombra a la luz.
 
Pero la llevo bien, bien, bien,
es verdad que he soñado mucho,
y yo giro, giro, giro,
incluso sin saber a dónde voy,
y la llevo bien, bien, bien,
no tengo intenciones de cambiar
y yo giro, giro, giro
con los que me quieren, que me quieren.

He pasado noches tocando mi guitarra,
he soñado conciertos, jamás gloria,
para disfrutar, pasar tardes locas
no para convertirme en una estrella o un ídolo.
La suerte decidió verterse en mi vida
desde que pasé mi tiempo jugando con mi voz,
no pensaba un día ser el uno,
me siento listo para descolgar la luna.

Hubo giras, gente por millares,
vistas por millones, por la televisión,
si por el destino todo termina mañana,
no sé a dónde iría,
pero sé de dónde vengo.

Todo ha cambiado, he pasado
de la sombra a la luz.

Pero la llevo bien, bien, bien,
es verdad que he soñado mucho,
y yo giro, giro, giro,
incluso sin saber a dónde voy,
y la llevo bien, bien, bien,
no tengo intenciones de cambiar
y yo giro, giro, giro

con los que me quieren, que me quieren.

viernes, 21 de agosto de 2015

Traducción de la canción "Ta main" de Grégoire

Sabes que me duele
todavía hablar de ti,
parece que es normal,
no hay reglas en esos juegos.

Sabes que la voz me tiembla
cuando te veo en las fotos,
sabes que se me pierde el corazón,
creo que te pienso un poco, demasiado.


Es así... es así...


Me hubiera gustado tener tu mano
un poco más de tiempo,
me hubiera gustado tener tu mano
un poco más de tiempo,
me hubiera gustado que mi dolor
no durara más que un instante.
Y sabes que espero al menos
que tú me oigas.

Es duro romper el silencio,
incluso en los gritos, incluso en la fiesta,
es duro combatir la ausencia
ya que esa tonta solo está en tu cabeza.

Y nadie puede comprender,
cada uno tiene su propia historia,
dijimos que habría falta esperar,
la pena se convierte en ridículo.

Es así... es así...

Me hubiera gustado tener tu mano
un poco más de tiempo,
me hubiera gustado tener tu mano
un poco más de tiempo,
me hubiera gustado que mi dolor
no durara más que un instante.
Y sabes que espero al menos
que tú me oigas.

Quería decirte que estoy orgulloso...
de haber sido al menos un día
un poco tu amigo y tu hermano,
incluso si la vida tiene sus desvíos.

Es así... es así...

Me hubiera gustado tener tu mano
un poco más de tiempo,
me hubiera gustado tener tu mano
un poco más de tiempo,
me hubiera gustado que mi dolor
no durara más que un instante.
Y sabes que espero al menos
que tú me oigas.

Traducción de la canción "À mon père et ma mère" de Etienne Drapeau

Tengo un padre y una madre
que yo llamo papá y mamá,
pero en mi vocabulario,
ellos son mucho más que mis padres.

Ellos son el cielo y la tierra
y yo ese árbol creciendo
que necesita de su sol y de su luz
para ser fuerte, para ser grande.

Ellos son la noche y el día
y yo el fruto de sus estaciones,
yo llevo los colores de su amor, 
de sus rostros
y de sus apellidos.

A mi padre y a mi madre, 
no he podido hacer más que una canción
para decir a qué punto estoy orgulloso de ustedes,
toda mi admiración.

A todos los padres de la tierra,
a todas las madres que oirán 
mi canción como una oración,
como mil voces que dicen:
Los amamos.

Tengo un padre y una madre
que llamo a veces por sus nombres,
para mí es Jean-Pierre y luego Claire,
para ustedes puede ser quizá Lise y Gaston.

Ellos son el fuego y el aire,
ellos se queman con pasión, 
poco importan los milenios, 
las flamas en sus ojos arderán.

A mi padre y a mi madre, 
no he podido hacer más que una canción
para decir a qué punto estoy orgulloso de ustedes,
toda mi admiración.

A todos los padres de la tierra,
a todas las madres que oirán 
mi canción como una oración,
como mil voces que dicen:
Los amamos, los amamos.

Ellos andan lejos de su juventud, 
seguro que un día partirán
con la esperanza como única promesa 
de que a nuestros corazones 
ellos regresarán.

A mi padre y a mi madre, 
no he podido hacer más que una canción
para decir a qué punto estoy orgulloso de ustedes,

toda mi admiración.

Todo lo que han podido hacer, 
sacrificar sueños y pasiones,
lo que han dejado atrás,
¿a qué precio y a qué nombre?

A todos los padres de la tierra,
a todas las madres que oirán 
mi canción como una oración,
como mil voces que dicen:
Los amamos, los amamos.